viernes, 13 de noviembre de 2015

Los pro y contras de estudiar esta licenciatura

A favor: ¿Por qué estudiar arte?

  • Estar rodeado de personas afines. Cuanto mejor sea el prestigio asociado a una carrera, mayor será el porcentaje de estudiantes que están cursando esos estudios por indecisión u cierto sentido del deber. Como los estudios de arte son más bien impopulares, el porcentaje de alumnos que sienten devoción y pasión por lo que están estudiando es altísimo.

    El arte no es una afición de masas, así que estar en un centro de estudios artísticos es como adentrarse en un oasis. Al estar rodeado de personas con inquietudes similares aumentan las posibilidades de sinergias para participar en proyectos de grupo, estar en el lugar adecuado en el momento adecuado y mejorar tu network.

     
  • Aprender una especialidad. Una cosa es que tengas habilidad o sensibilidad en una materia y otra contar con los conocimientos y las habilidades mínimas necesarias dentro de esa especialidad para desarrollar tu potencial. El ambiente académico está ideado para la formación y pone al alcance de los estudiantes recursos que van más allá de las horas lectivas con el profesorado: biblioteca, material audiovisual, talleres bien equipados, espacios comunes, etc.
     
  • Un currículum más competitivo. En la mayoría de trabajos relacionados con el arte no es imprescindible contar con la titulación oficial. Sin embargo, ante dos candidatos con experiencia laboral muy similar, la empresa puede tener en cuenta la formación académica más completa como el factor decisivo para decantarse. El titulo es una garantía de que el candidato ha obtenido los conocimientos básicos en su especialidad.
     
  • Casos en los que es necesario estudiar arte. Aunque para adquirir conocimientos no es imprescindible el paso por un centro de estudios artísticos (se puede ser autodidacta o aprender un oficio a la antigua usanza como aprendiz), para poder acceder a puestos de trabajo concretos en el arte sí que es un requisito obligatorio contar con la titulación oficial. Por ejemplo para dedicarte a la enseñanza reglada o a la investigación.
     
  • No cerrar puertas. Este punto está muy relacionado con el anterior. Poseer un título oficial te permite acceder a un mayor número de becas o continuar especializándote con cursos de postgrado en el futuro.

En contra: Lo malo de estudiar arte

  • La subjetividad de los profesores. Se estudie lo que se estudie siempre habrá profesores con sus peculiaridades y preferencias. Si se puede colar la imparcialidad en la corrección de exámenes teóricos, imagínate lo difícil que resulta ser objetivo al valorar un ejercicio creativo.Uno saca a relucir una parte de sí mismo cuando realiza un proyecto creativo. Para un estudiante de Bellas Artes, por ejemplo, esta exposición es casi constante y, si bien hay que aprender a recibir críticas, abundan los profesores que no saben valorar con objetividad ni hacer una crítica constructiva.
  • Cuesta recuperar el coste de la inversión. El dinero puede ser una traba si no se consigue una beca. Hay que cubrir costes que varían según el lugar en el que se estudia, si la enseñanza es pública o privada, gastos de transporte, en ocasiones también de alojamiento… Puede resultar una inversión cuantiosa que no esté al alcance de cualquier bolsillo o que suponga una carga demasiado grande en préstamos.
     
  • No se enseñan los aspectos prácticos del negocio. Una tara común en los centros de arte es la falta de preparación para el mundo profesional: Cómo consigo trabajo, cómo puedo recaudar fondos y materializar proyectos, cuáles son mis opciones para rentabilizar mis destrezas adquiridas... Básicamente no se da respuesta a la pregunta que le surge a todo estudiante en su último año: ¿Y cuando termine de estudiar qué hago?
     
  • Las clases no son para ti. Quizás tú no eres un estudiante al uso y no rindes bien en un aula con un grupo de alumnos grande donde se enseña a través de proyectos muy delimitados. Hay personas que aprenden más y mejor por su cuenta y a su ritmo iniciándose directamente en la práctica profesional o formándose como asistente en el taller de un maestro.
     
  • Academicismo. Un problema inevitable en las escuelas de arte es la enseñanza de aquello que está más institucionalizado en ese momento. Desde dar prioridad a unas líneas curriculares, a que te obliguen a estudiar unas materias que ni te interesan ni están relacionadas con la especialidad a la que aspiras o que se fuerce al alumno a seguir las corrientes artísticas predominantes del momento.

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